No existe el crimen perfecto sino malos investigadores, no te conviertas en uno de ellos y unete a nosotros en la lucha contra el crimen.... Que no quede ningun caso impune.

miércoles, 6 de julio de 2011

El cadaver, madicina legal


La palabra cadáver deriva del latín (cae­dere, caer). Son sinónimos las expresiones oc­ciso (del latín occis2rs, que muere violenta­mente), fallecido (fallere, morir) y difunto.

Una vez extinguida la vida, el cuerpo em­pieza a experimentar una serie de cambios que se denominan fenómenos cadavéricos. Estos pueden clasificarse en dos tipos: tem­pranos o inmediatos, y tardíos o mediatos.

En los primeros, el cuerpo mantiene su morfología macroscópica; en los segundos, sufre alteraciones hasta su completa destruc­ción, que es la evolución natural de los fenó­menos cadavéricos. La excepción la constitu­yen los fenómenos tardíos conservadores, que interfieren en ese fin inexorable.

FENÓMENOS CADAVÉRICOS TEMPRANOS

Estos fenómenos son el enfriamiento, la deshidratación, las livideces, la rigidez y el espasmo cadavérico.

ENFRIAMIENTO CADAVÉRICO


También llamado algor mortis, obedece al hecho de que el cadáver trata de igualar su temperatura con la del medio circundante. Y si ésta es inferior a la temperatura corporal (37°C o 99.6°F), el cuerpo empezará a enfriar­se desde el momento en que se extingue la vida.

El enfriamiento empieza a manifestarse en las partes expuestas (cara, manos y pies); luego, en los miembros, pecho y espalda; a continuación en vientre, cuello y axilas, y fi­nalmente en las vísceras. Este descenso de la temperatura corporal se efectúa a razón de 1°C por hora durante las primeras doce ho­ras, y a razón de 0.5°C por hora en las segun­das doce horas. En las escala de Farenheit, el promedio de enfriamiento es de 11/2 °F por hora.

Aceleran el enfriamiento la senilidad y la niñez (un recién nacido iguala su temperatura con la del ambiente en 5 0 6 horas), caque­xia, agonía prolongada, hemorragia severa, desnudez, intemperie, frío ambiental. Por el contrario, el estado de buena salud, la enfer­medad febril, el abrigo o ambiente caluroso retardan el enfriamiento.

La insolación, meningitis, tétanos, intoxi­cación por estricnina, tifus, cólera, intoxica­ción por dinitrofenol constituyen anomalías. En estos casos, en vez de enfriarse el cadáver puede experimentar aumento de su tempera­tura después de la muerte.

Importancia médicolegal, la temperatura del cadáver es un dato valioso para el diagnóstico de muerte y el diagnóstico de la hora del deceso o intervalo postmortem.

DESHIDRATACIÓN CADAVÉRICA

Se debe a la pérdida de agua por evapora­ción. En los niños pequeños, a causa de la gran proporción de agua en su cuerpo, puede manifestarse por un descenso de peso, a ra­zón de 8 gramos por kilogramo de peso, por día.

Las principales manifestaciones de deshi­dratación del cadáver se hallan en los ojos, y constituyen los signos de Stenon‑Louís y de Sommer.

Signo de Stenon‑Louis. Consiste en: 1. hundimiento del globo ocular; 2. pérdida de la transparencia de la córnea, que se vuelve opaca; 3 formación de arrugas en la córnea; 4. depósito de polvo, que le da aspecto areno­so ("tetilla glerosa"). Estas alteraciones apa­recen a los 45 minutos en el ojo abierto, y a las 24 horas en el ojo con los párpados cerra­dos (fig. 10.1).

Fig. 10.1. Deshidratación cadavérica: signo de Sternon-Louis, que consiste en opacidad
de la  córnea y colapso del globo ocular.



Signo de Sommer. Llamado también de la mancha negra esclerótica, consiste en un triángulo oscuro con la base en la córnea, y otras veces en una simple línea oscura en el nivel del ecuador del ojo. Aparece primero en la mitad externa del ojo. Esta mancha se debe al pigmento de la coroides, que queda visible al volverse transparente la esclerótica, por deshidratación. Aparece en las partes no cubiertas por los párpados, entre las 3 y 5 ho­ras (fig. 10.2).

Fig. 10.2. Deshidratación cadavérica: signo de Sommer, que consiste en una mancha negra en la superficie blanca de la esclerótica al adelgazarse por pérdida de líquido.



Otros signos de deshidratación consisten en la desecación de los labios, del glande y de la vulva. En áreas de piel desprovistas de capa córnea, como el escroto, puede originarse apergaminamiento.

Importancia medicolegal. Se divide en: 1. diagnóstico de muerte; y 2. diagnóstico de la hora de muerte (signo de Stenon‑Louis).

LIVIDECES CADAVÉRICAS

También conocidas como livor moros, son las manchas púrpuras en la piel del cadáver en el nivel de las partes que quedan en decli­ve. En los órganos internos constituyen la hi­postasia visceral (fig. 10.3).

Fig. 10.3.Livideces cadavéricas , que son manchas purpúreas en la superficie del cadáver
A nivel de las partes declives, por distribución de la sangre de acuerdo con la ley de la gravedad.



Cronología. Aparecen aproximadamente a las tres horas de la muerte, aunque en el ca­dáver de espaldas (en decúbito dorsal) pueden verse, ya a la media hora, en la parte posterior del cuello. Durante las primeras doce horas de formadas obedecen a los cam­bios de posición; en las segundas doce horas, pueden formarse nuevas manchas en la nueva posición, pero las anteriores no desaparecen. Después de las veinticuatro horas no se for­man nuevas livideces y las existentes no des­aparecen.

Para comprobar si las livideces pueden modificarse, un recurso práctico consiste en comprimirlas con el dedo pulgar. Si la zona presionada se aclara, las livideces son aún modificables (fig. 10.4). Las livideces se deben a la acumulación de la sangre en el cadáver, por simple gravedad. Mientras la sangre se mantenga líquida y dentro de los capilares, se modifican con los cambios de posición.

Fig. 10.4. Livideces cadavéricas en codo, parte baja del muslo y piernas.



La fijación de las livideces se ha explicado por la coagulación de la sangre o por la com­presión de los vasos sanguíneos debida al en­durecimiento postmortem del tejido adiposo (Fisher).

Las livideces están ausentes en las regiones donde hay obstáculo a la circulación. Por esta razón, faltan en las regiones escapulares, glú­teas, mamarias, etc., o en partes ceñidas por la ropa. En las primeras, el obstáculo a la cir­culación se debe a la compresión de la piel entre la saliencia ósea o la prominencia blanda y el plano duro en que descanse el cadáver. En las otras partes se debe a la naturaleza apretada de la ropa interior.

Morfología. Ésta se divide en: 1. livideces en placas, por confluencia de manchas; y 2. livideces punteadas, en forma de pequeños círculos, por aumento de la presión dentro de los capilares, como en los miembros inferio­res del ahorcado.

Coloración. El color púrpura habitual se debe a la hemoglobina no oxigenada. Puede variar a rosado cereza en la intoxicación por monóxido de carbono; achocolatado en la metahemoglobinemia; rojo claro con la oxihe­moglobina; rosado pálido en los ahogados. Y aun pueden faltar si la persona se desangró.

Diagnóstico diferencial. Se impone distin­guir livideces de equimosis. En las livideces, la sangre está estancada dentro de los capila­res y, por lo tanto, si los seccionamos con el  filo del bisturí, este líquido fluirá. En las equimosis, la sangre ha atravesado la pared vascular y se ha adherido a la trama de los te­jidos circundantes, y por esta razón no puede fluir en el lugar de la incisión.

Importancia medicolegal. Se divide en: 1. diagnóstico de muerte; 2. diagnóstico de la« hora de la muerte; y 3. diagnóstico de cam­bios de posición del cadáver.

RIGIDEZ CADAVÉRICA

También llamada rigor mortis, consiste en el endurecimiento y retracción de los músculos del cadáver (fig. 10.5). Se debe a la degradación irreversible del adenosintrifosfato (ATP), que en el cadáver se convierte en adenosindi­fosfato (ADP) y adenosinmonofosfato (AMP).

Fig. 10.5. Rigidez cadavérica, que consiste en el en­durecimiento y retracción de los músculos después de la muerte.



Aunque afecta simultáneamente a todos los músculos, la rigidez se manifiesta en pri­mer término en aquellos de pequeña masa. Por esta razón se observa inicialmente en los músculos de la cara y por último en los de cada miembro inferior. Afecta tanto la muscula­tura estriada como a la musculatura lisa, ya sea superficial o profunda. Da lugar al estado de envaramiento del cadáver, con discreta flexión de los miembros debido al predomi­nio de los músculos flexores. En la muscula­tura lisa, origina la cutis anserina o "piel de gallina", a causa de la retracción de los múscu­los piloerectores, y la rigidez del útero y la vejiga.

Cronología. Empieza a las tres horas de la muerte; es completa entre doce y quince ho­ras, y desaparece entre veinte y veinticuatro horas.

Progresión. Empieza por los músculos ma­seteros, orbicular de los párpados y otros músculos de la cara; sigue por el cuello, tórax y miembros superiores. Finalmente, se mani­fiesta en el abdomen y en los miembros infe­riores.

La rigidez desaparece en el mismo orden citado; esto es, de cabeza a miembros infe­riores. Su desaparición coincide con el inicio de la putrefacción. En este momento, la proteína muscular se desnaturaliza y no puede mantener el estado de tiesura.

Aceleran su aparición. La actividad mus­cular previa a la muerte,. condiciones convulsivantes (tétanos, estricnina) y la musculatu­ra pobre en infantes y personas en estado de emaciación. Tanto el calor como el frío pro­mueven la rigidez precoz, pero mientras el primero acorta la duración, el segundo la prolonga.

Retardan su aparición. El abrigo y la bue­na musculatura.

Importancia medicolegal. Se divide en: 1. diagnóstico de muerte; 2. diagnóstico de la hora de la muerte.

ESPASMO CADAVÉRICO

Se denomina también signo de Puppe, y es la persistencia en el cadáver de la actitud o postura que el individuo tenía en el momento de la muerte.

El espasmo cadavérico es un fenómeno poco frecuente. En la casuística del Departamento de Medicinal Legal de Costa Rica, hay seis casos en 23 mil autopsias.

Se observa en traumatismos o enfermedades del sistema nervioso central o del aparato circulatorio, cuando la muerte sobreviene en plena actividad muscular. Se le considera una rigidez de descerebración, y persiste hasta la aparición de la putrefacción. Puede ser localizada en un segmento corporal o generalizada a todo el cuerpo. La primera es más frecuente. Es de gran utilidad en el diagnóstico de suicidio, cuando se encuentra la mano empuñando el arma con que se autoeliminó (fígs. 10.6 y 10.7).

Fig. 10.6. Espasmo cadavérico: persistencia de la actitud que tenía el cuerpo o un segmento del mismo en el momento de la muerte.



Fig. 10.7. Espasmo cadavérico: signo de gran valor en el diagnóstico de suicidio, como en este caso en que la mano mantuvo empuñada el arma.



El espasmo cadavérico se diferencia de la rigidez en que no va precedido de una fase de relajación como ocurren en ésta, sino que es inmediato al fallecimiento. La importancia medicolegal, es el diagnóstico de forma de muerte.

FENÓMENOS CADAVÉRICOS TARDIOS DESTRUCTORES


Son la autólisis, la putrefacción y la antropofagia cadavérica, que llevan a la destrucción completa del cadáver.

AUTÓLISIS


Es la disolución de los tejidos por enzimas o fermentos propios de las células. En este proceso no hay intervención de bacterias. Los principales ejemplos son:

1. En la sangre, la hemólisis que empieza a las 2 y 3 horas. Explica la tonalidad rosada de la túnica íntima de las arterias al imbibirse de hemoglobina.

2. En la vesícula biliar, el tono verdoso de toda la pared, que incluye el tejido hepático adyacente, por imbibición de bilis.

3. En el páncreas, su reblandecimiento, friabilidad y borramiento de su estructura lobular normal.

4. En las glándulas suprarrenales, la medular se fluidifica. Esta condición motivó el nombre de cápsulas suprarrenales que le asignaran los antiguos anatomistas.

5. En el timo, el reblandecimiento y cavitación que se observa en los recién nacidos.

6. En el encéfalo, la colicuación, más notable en recién nacidos y lactantes.

7. En el estómago y esófago, el reblandecimiento que afecta a la mucosa y aun a toda la pared, debido a la acción del jugo gástrico. Puede inducir diagnósticos erróneos de úlcera péptica perforada.

8. En fetos muertos retenidos, la maceración y la imbibición hemática.

PUTREFACCIÓN CADAVÉRICA

Es la descomposición de la materia orgánica del cadáver, por acción de las bacterias. Después de la muerte, la ausencia de agentes de protección del cuerpo facilita la diseminación de la bacterias que, durante la vida, están acantonadas en los intestinos. Más raramente, estos microorganismos proceden del exterior y penetran a través de una herida de la piel. Las proteínas y los carbohidratos de la sangre constituyen el medio del cultivo natural. Los vasos sanguíneos son las vías de difusión.

El principal agente de la putrefacción es el Clostridium welchii, que junto con el bacilo Putrídus gracilis y magnus son bacterias anaerobias, productoras de gases. Actúan después de que los bacilos aerobios (Bacilo subtilis, Proteus vulgaris y coli) han consumido el oxígeno que queda al morir, y de que los aerobios facultativos (bacilos Putrificus coli, liquefaciense magnus y vibrión colérico) han intervenido.

Cronología. La putrefacción empieza a manifestarse a partir de las 20 a 24 horas de la muerte, en la capital de Costa Rica, que tiene una temperatura máxima promedio de 24°C. En los litorales, comienza a partir de las 10 a 12 horas.

En el niño y en el adulto, el proceso se inicia en la porción cecal del intestino grueso. En el feto expulsado y en el recién nacido empieza por las fosas nasales y los ojos, porque las bacterias son traídas por las moscas que se posan en estas regiones para depositar los huevos.

De una manera general, la putrefacción se acentúa conforme mayor sea la acumulación de sangre. Esto explica su mayor desarrollo en las zonas de livideces, y es también la razón por la cual en el ahogado se destaca en el nivel de la cara y sobre el esternón.

La coloración verdosa inicial se debe a la sulfometahemoglobina y al sulfuro de hierro. Ambas sustancias derivan del sulfuro de hidrógeno, formado en los intestinos por las bacterias.

Periodos. Los periodos de la putrefacción son: a) cromático (de una duración de horas); b) enfisematoso (de días); c) colicuativo (de semanas), y d) de reducción esquelética (de años).

Periodo cromático. Se distingue por cambios de color de la superficie corporal. Sus manifestaciones sucesivas son la mancha verdosa abdominal, por lo general en la fosa iliaca derecha o en ambas fosas iliacas (fig. 10.8); el veteado venoso, que es la visualización de la red venosa de la piel por imbibición de la hemoglobina transformada. (fig. 10.9), y la coloración del resto del cuerpo, que de verde oscila a negruzco

Fig. 10.8. Mancha verdosa en cuadrante inferior derecho del abdomen. Es la primera manifestación de la putrefacción cadavérica.



Fig. 10.9. Veteado venoso, que consiste en la visualización de la red de venas de la piel por la hemoglobina transformada a causa de la putrefacción.

 

Periodo enfisematoso. Se caracteriza por la presencia de gases en los tejidos, como resultado de la acción de las bacterias anaerobias. La piel y los órganos macizos adquieren un aspecto y consistencia esponjosa. Se forman ampollas por el desprendimiento de la epidermis, que luego caerá en colgajos, especialmente en palmas y plantas, incluyendo las uñas. El abdomen, las mejillas, los párpados y el escroto se tornan prominentes. Hay saliencia de ojos, lengua y recto (fig. 10.10). En el caso de embarazadas, se produce la expulsión postmortem del feto, debida a la presión de los gases.

Fig. 10.10. Periodo enfisematoso de la putrefacción: a) hinchazón de tejidos y protrusión de órganos por los gases de la putrefacción; b) un caso de expulsión postmortem del feto.



Periodo colicuativo. Consiste en la licuefacción de los tejidos blandos. Al comienzo se observa en las partes bajas y luego en las superiores. Confiere a la piel un aspecto acaramelado (fig. 10.11) .

Fig. 10.11. Periodo colicuativo. La piel adquiere un aspecto acaramelado por la licuefacción.



Periodo de reducción esquelética. Se conoce también por esqueletízación. En Costa Rica se alcanza a los cinco años, en cadáveres sepultados en bóvedas de cemento. En cadáveres enterrados o abandonados a la intemperie, este periodo avanza hasta la pulverización, que suele ser completa en un lapso que oscila entre 5 y 50 años.

Aceleran la putrefacción. La obesidad, las enfermedades sépticas, la agonía prolongada, los traumatismos extensos, el cadáver a la intemperie o expuesto al agua.

Retardan la putrefacción. El enflaquecimiento, las hemorragias severas, la deshidratación, las intoxicaciones por monóxido de carbono, arsénico, y cianuro; el frío intenso, el clima seco y la sepultura en tierra.

En cuanto a los órganos, la putrefacción es rápida en el páncreas, bazo, hígado y riñones; menos rápida en corazón, pulmones, músculo estriado y músculo liso; lenta en útero, próstata y tejido fibroso; y más lenta aún en huesos y dientes.

Terminación. Lo frecuente es la destrucción del cadáver orno culminación del proceso de putrefacción, pero si se modifican las condiciones del medio, puede detenerse la descomposición y virar hacia un fenómeno conservador.

ANTROPOFAGIA CADAVÉRICA


Es la destrucción del cadáver debido a la acción de animales. Las moscas depositan sus huevos alrededor de la nariz, la boca, el ano, etc. Más tarde se desarrollan las larvas, que son muy voraces; le sigue la fase de pupa y finalmente se originan las moscas adultas (fig. 10.12).

Fig. 10.12. Antropofagia cadavérica. Larvas en el rostro.



Las hormigas producen erosiones en la piel, que semejan zonas de apergaminamiento (fig. 10.13). Las cucarachas actúan de forma similar. Las ratas comen partes blandas de la cara y de las manos, y dejan una superficie corroída característica. Los perros y los lobos suelen devorar en especial, los miembros inferiores.

Fig. 10.13. Antropofagia cadavérica. Erosión de la piel por hormigas.



Los peces mutilan y devoran cadáveres sumergidos. Los peces pequeños tienen predilección por el cartílago auricular, los párpados y los labios (fig. 10.14).

Fig. 10.14. Antropofagia cadavérica. Destrucción de partes blandas por la acción de peces.



Los cuervos, zopilotes y otras aves atacan los cadáveres abandonados a la intemperie, y suelen devorar las partes blandas de la cara y de toda la cabeza (fig. 10.15).

Fig. 10.15. Antropofagia cadavérica. Partes blandas de la cara devoradas por aves.



La importancia medicolegal es hacer el diagnóstico diferencial entre antropofagia cadavérica y traumatismo antemortem.

FENÓMENOS CADAVÉRICOS TARDÍOS CONSERVADORES

Son la momificación, la adipocira y la corificación. Tienden a preservar el cadáver.

MOMIFICACIÓN

Es la desecación del cadáver por evaporación del agua de sus tejidos.

Condiciones. Las condiciones para su desarrollo son:

a) Medio seco, calor y aire circulante.

b) Cadáver adelgazado o desangrado.

c) Periodo mínimo de un año.

Como todos los procesos conservadores, puede desarrollarse desde el principio del intervalo postmortem o por variaciones de las condiciones del ambiente, a continuación de putrefacción incipiente, que se detiene para darle lugar.

Características. Importante pérdida de peso; piel retraída, oscura, adosada al esqueleto y de gran consistencia (figs. 10.16 y 10.17). De este modo, se preservan las formas exteriores y años después es posible la identificación y el diagnóstico de traumatismos.

Fig. 10.16. Momificación. Piel desecada,  obscura y adosada al esqueleto.



Fig. 10.17. Momificación. Ésta permite preservar la fisonomia y las lesiones.



Cronología. Aparece al cabo de un año del deceso. Se inicia en las partes expuestas (cara, manos, pies) y se extiende luego al resto del cuerpo, incluyendo vísceras. Se mantiene durante varios años.

Importancia medicolegal: Se divide en: 1. identificación del cadáver; 2. diagnóstico de la causa de muerte; y 3. diagnóstico del intervalo postmortem.

ADIPOCIRA

Es la transformación jabonosa de la grasa subcutánea del cadáver.

Condiciones. Las condiciones para su desarrollo son:

a) Medio húmedo, obstáculo a la circulación de aire.
b) Cadáver con buen panículo adiposo.
c) Periodo mínimo de seis meses.

La adipocira consiste en el desdoblamiento de la grasa en glicerina y ácidos grasos. Con el calcio, potasio y magnesio del ambiente, esos ácidos constituyen jabones.

Características. Aspecto céreo, untuoso (adipos: grasa, y tiros: cera), olor rancio, color amarillo, pardo o combinación de ambos (variedades amarilla y etíope de Sein) (fig. 10.18) .

Fig. 10.18. Adiposita. Tejidos amarillentos y untuosos por saponificación de la grasa subcutánea



Estos tejidos son solubles en agua y en éter, y flotan en el agua; dan la reacción de Benda de los ácidos grasos (tono azul verdoso con sulfato de cobre diluido).

De manera análoga a la momificación, este proceso preserva las formas exteriores, y hace posible años después la identificación y el diagnóstico de traumatismos.

Cronología. Aparece a los 6 meses de la muerte y se completa al año y medio. Se inicia en mejillas, manos y glúteos. En un caso excepcional, de las víctimas de un accidente de aviación que quedaron sumergidas en el mar, pudimos apreciar adipocira a los diez días.

En recién nacidos a término se han descrito casos a las seis semanas. En cambio, se niega su desarrollo en fetos menores de siete meses, porque se considera que su grasa no es apta para esta transformación.

La adipocira puede mantenerse durante varios años.

Importancia medicolegal. Se divide en: 1. identificación del cadáver; 2. diagnóstico de la causa de muerte; y 3. diagnóstico del intervalo postmortem.

CORIFICACIÓN

Es el aspecto de cuero recién curtido que adquiere la piel del cadáver. Fue descrita por Dalla Volta (1935) en cadáveres inhumados en féretros de plomo o de zinc. Bonnet la considera una forma incompleta de adipocira, tipo etíope o caoba.

Características. Desecación de todos los tejidos, olor a éteres, trasudado en el fondo del féretro y conservación de las formas exteriores.

Cronología. Aparece entre el final del primer año y comienzo del segundo de fallecido.

Importancia medicolegal. Se divide en: 1. identificación del cadáver; 2. diagnóstico de la causa de muerte; 3. diagnóstico del intervalo postmortem.





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